La reciente decisión del Departamento de Estado de los Estados Unidos de detener las nuevas entrevistas sobre visas de estudiantes, a la espera de una mayor evaluación en las redes sociales, marca un cambio significativo en la forma en que evaluamos el riesgo en la adquisición de talento a nivel mundial.
Esta medida subraya una tendencia más amplia: las verificaciones de antecedentes tradicionales ya no son suficientes para evaluar la idoneidad de los candidatos y los posibles riesgos.
Las verificaciones de antecedentes convencionales se centran en datos históricos estáticos: antecedentes penales, historial laboral y verificación de educación. Si bien estos elementos son importantes, ofrecen una visión limitada del comportamiento actual, los valores y el posible ajuste cultural de un candidato.
En una era en la que las huellas digitales son extensas y reveladoras, confiar únicamente en los métodos tradicionales puede dejar a las organizaciones vulnerables a riesgos imprevistos.
Las plataformas de redes sociales son fuentes ricas de información sobre las creencias, los comportamientos y las interacciones de las personas. El análisis de estos datos puede proporcionar información sobre la alineación de un candidato con los valores de la organización, el potencial de colaboración y la adecuación cultural general.
Sin embargo, el desafío radica en llevar a cabo este análisis de manera ética, transparente y sin infringir los derechos de privacidad.
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A medida que abordamos las complejidades de la evaluación de riesgos digitales, es crucial equilibrar las preocupaciones de seguridad con las consideraciones éticas. Las organizaciones deben adoptar prácticas de selección que sean tanto efectivas como respetuosas de los derechos individuales.
Al aprovechar las tecnologías avanzadas de manera responsable, podemos mejorar nuestra comprensión de los candidatos y tomar decisiones informadas que beneficien tanto a las organizaciones como a las personas a las que buscan emplear.